SEDE VACANTE. COMENTARIO EDITORIAL



Miércoles 23 de Abril, 2025



“Simón Pedro dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte”. Lucas 22, 33

Morir por Cristo es un privilegio, que Dios concede, aunque no ha muchos, es el martirio con derramamiento de sangre. Pero, morir en Cristo, en fidelidad a Él, haciendo lo que pide, y, muy especialmente, lo que me pide, es la opción que todos los cristianos deben buscar.

En este texto bíblico, el Apóstol Pedro declara al Señor su intención de fidelidad: es la intención de permanecer siempre unido al Señor, en toda circunstancia. Estar siempre con Cristo; cuando me aplauden y cuando me critican; cuando todos me buscan con hermosas palabras, o cuando me dejan sólo y me lo hacen sentir.

Creemos los fieles católicos, que el Apóstol San Pedro fue particularmente elegido por Nuestro Señor, como cabeza del Colegio Apostólico, y no solamente como el primero entre pares. Sobre él recae el poder de “atar y desatar” y de confirmar en la fe a sus hermanos. Los Apóstoles ven en él a aquella piedra de cimiento sobre la que el Señor edifica su Iglesia. Es Pedro el Apóstol que da testimonio de fidelidad, derramando su sangre por Cristo en Roma. Y aquellos que lo han sucedido en la tarea de Pastor propio de la Diócesis de Roma, son reconocidos, desde los orígenes, por los Cristianos, como sucesores del Apóstol Pedro y de los poderes que Cristo concedió al Príncipe de los Apóstoles.

Esto es lo que la Iglesia ve en cada uno de nuestros Padres universales, los Papas. Eso hemos visto en S.S. Francisco.

Hoy, rezamos por su eterno descanso, para que el Dios Misericordioso, que tanto anunció (especialmente durante el Jubileo Extraordinario de la Misericordia del año 2015-2016) lo acoja, lo perdone, lo premie, lo haga feliz, y le permita ver su Divino Rostro. Es nuestro deber cristiano. Y también lo es, orar por la Iglesia en este tiempo.

Orar para que Dios Espíritu Santo oiga a su Iglesia, se valga de sus ministros, los Señores Cardenales que se reunirán en Cónclave, y volvamos a alegrarnos por el Pastor supremo de la Iglesia que nos regalará.

Será: el Pastor que Dios quiera, el que la Iglesia necesite, y esa Voluntad Divina debe acogerse y respetarse con nuestro respeto, cariño y oración por su persona.

Que en nuestros hogares, capillas institucionales, cuarteles, embarcaciones y unidades militares podamos unirnos en oración por estas intenciones.

Cristo ha Resucitado! Y en Él ponemos nuestra confianza en estos días santos.



Avda. Los Leones N° 73 - Providencia - Santiago de Chile

Fonos: 22231 0870 - 22231 0872

secretaria@obispadocastrensechile.cl